Charlene de Mónaco, en el espejo de Carolina un año después de su ‘marcha forzosa’
Ha pasado un año desde que el Palacio Grimaldi anunciase oficialmente que la princesa Charlene debía permanecer en Sudáfrica a consecuencia de una infección de las vías altas de la que no se dieron más detalles. Después de acudir a las exequias del Rey de los zulúes y prestar su imagen para una campaña en contra de la caza furtiva de rinocerontes, la esposa del príncipe Alberto tenía previsto viajar a Mónaco para asistir a una de las citas más destacadas de la agenda del Principado: el Gran Premio de Fórmula 1. Sin embargo, dada su situación de salud, Charlene tuvo que permanecer en Sudáfrica.
Charlene de Mónaco en Sudáfrica. / Gtres
En aquel momento se pensaba que se trataba de una infección no complicada, pero con el paso del tiempo la situación se agravó. Aunque en principio desde el Palacio Grimaldi no ofrecieron mucha información al respecto, el paso del tiempo y los continuos rumores sobre su estado y su relación con el príncipe Alberto provocaron que se dieran algunos detalles.
Más de seis meses desde que viajara y tras varias intervenciones, la exnadadora volvía a casa, pero no para quedarse. Tal como informó el propio Alberto de Mónaco, Charlene permanecería en una clínica fuera del Principado para recuperarse de las secuelas “físicas y emocionales” de todo el proceso que había pasado. A pesar de que nunca se ha profundizado mucho en cuáles han sido las causas del malestar de Charlene, las especulaciones se han sucedido de manera continua. Es más, su reciente reaparición no ha despejado los rumores de crisis en la pareja y la posibilidad de un divorcio.
Charlene y Alberto de Mónaco en su última aparición pública. / Gtres
Una situación que, sin duda, no sería especialmente favorable para la Casa Grimaldi pero que, por lo que una separación de facto, pero no de iure, parece tornarse como la mejor opción. Han sido muchos los que han apuntado a que la pareja está rota, sin que se hable abiertamente de divorcio. Una de las personas que ha hablado a este respecto es una de las tías del príncipe Alberto, que aseguró a una revista italiana que pronto se divorciarían. Sin embargo, esto no resulta tan sencillo.
A pesar de que la crisis es más que evidente, la palabra ‘divorcio’ nunca se ha puesto sobre la mesa. Es más, tal como revelan varias fuentes, la pareja habría llegado a un acuerdo por el que Charlene recibe una cuantiosa asignación para hacer su vida de manera independiente, tendrá una casa en suiza y solo participará en actos puntuales. Una nueva realidad que implica que no podrá estar de manera constante con sus hijos, que quedan bajo la custodia paterna.
Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover en un evento juntos. / Gtres
Esta situación hace pensar en la princesa Carolina y su todavía marido, Ernesto de Hannover. La pareja lleva varios años separada de facto, pero nunca se ha hablado de divorcio. Es más, Ernesto lleva algunos meses residiendo en Madrid junto a su nueva pareja, la hija de Pitita Ridruejo.
Se ha hablado muchas veces de los motivos por los que Carolina no da un paso al frente y se divorcia. La realidad es que, en estos momentos, ostenta el título de princesa de Hannover, que está por encima del de princesa de Mónaco. A esto hay que sumar que, si ella se divorciara, Ernesto podría volverse a casar y complicar aún más la situación de la Casa Güelfa. De hecho, se ha apuntado que la propia Carolina ha hecho un pacto con los hijos del Príncipe para que esto no pueda ocurrir.
Carolina de Mónaco paseando. / Gtres
Aunque Carolina llevaba tiempo desvinculada de las tareas de representación de la Casa Grimaldi, la enfermedad de Charlene ha provocado que sea tanto ella como Estefanía las que se conviertan en apoyo del soberano. Algo que a la princesa de Hannover no le resulta ajeno, ya que ha ejercido de primera dama durante muchos años y es un rol con el que se siente cómoda. Por eso, la ‘marcha’ de Charlene no hace sino poner en un puesto predominante a Carolina, con la que cuentan que nunca se ha llevado especialmente bien.
Charlene de Mónaco y su familia. / Gtres
Es poco probable que Alberto y Charlene lleguen al mismo punto que Ernesto y Carolina. La cordialidad será la máxima entre ambos y no adoptarán actitudes como las del polémico Hannover. Sin embargo, su separación de facto tiene muchas similitudes con la de la hija mayor de Grace Kelly y Rainiero, esto es, un divorcio en toda regla, pero solo de puertas para adentro.